Exposición: "Mariano Pedrero. Un maestro del dibujo y la ilustración"

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Mariano Pedrero (Burgos, 1865 - Madrid, 1927). Un maestro del dibujo y la ilustración

Mariano Pedrero (Burgos, 1865 – Madrid, 1927) continúa siendo un artista en gran medida conocido en ámbitos muy reducidos. Hasta la fecha apenas se han publicado un par de trabajos monográficos que recogen su relación con el norte de España durante una parte de su vida, sin apenas ahondar en su verdadera importancia como uno de los más grandes ilustradores españoles de su tiempo, o reparar en su vínculo con la memoria sentimental y afectiva de generaciones de españoles.

Esta exposición, que reúne más de doscientas obras entre dibujos, pequeños óleos, pinturas, publicaciones y cartelería quiere ofrecer un recorrido por la mayor parte de su trabajo, convencidos de que supondrá un verdadero descubrimiento no solo con un artista único, sino también con un tiempo en el que la imagen recreada aún pugnaba con la fotografía como fuente documental en la ilustración de sucesos y noticias. Muchas de las representaciones pictóricas de Pedrero son perfectos resúmenes de un momento histórico, de un acontecimiento o de la emoción que un sencillo retazo de vida provocaba en sus contemporáneos. Más que dibujos e ilustraciones, son, en gran medida, verdaderos editoriales gráficos.

Sobre Mariano Pedrero

Alumno de la Academia de Dibujo de Burgos, donde comienza su inicial formación artística, bachiller y seminarista en su ciudad natal, cursó estudios superiores de Filosofía y Letras en Salamanca y Madrid. Será precisamente en dos medios locales, Caput Castella [revista bufo-cómico-lírica burgalesa] y El sereno, donde publicaría sus primeros dibujos conocidos.

En Cantabria vivirá durante su juventud primera y realizará un nutrido grupo de dibujos de clara ascendencia regionalista, pero en los que se trasluce ya su interés por la noticia y por documentar hechos trascendentales, como los que rodearon a la explosiones del vapor Cabo Machichaco en 1893 y 1894, la mayor tragedia acontecida en la España del siglo XIX. A finales de esa misma centuria Mariano Pedrero se radica ya en Madrid y comienza su colaboración constante con la prensa de su tiempo.

Su formación humanista se verá reflejada con frecuencia en los temas que trata y en la profundidad y seriedad con que los aborda. Sin apenas concesiones, sus dibujos de detalle preciso sabrán adaptarse a las necesidades propias de la impresión: uso de tintas planas, empleo de reservas con y sin color y apoyo, cuando es necesario, de un texto suficiente con que explicar (o simplemente titular) la estampa.

En este sentido no es ajeno Pedrero a las novedades que desde finales del siglo XIX venían caracterizando las publicaciones impresas en Europa y América. El modernismo, con sus formas sinuosas, la síntesis gráfica y el dinamismo convivirá con el naturalismo de eco regionalista en el tratamiento de los personajes y los paisajes, pero sobre todo compartirá con la fotografía, a la que Pedrero tampoco permanecerá indiferente, una parte de su léxico en el empleo de encuadres, el uso de perspectivas y el gusto por la sensación de instantánea, para hacer partícipe al espectador de un momento único e irrepetible captado con prontitud y esmero. En revistas como Nuevo Mundo, La Ilustración Española y Americana o Blanco y Negro Pedrero dio cuenta de una fértil producción prácticamente inabarcable con centenares de portadas, páginas interiores, grecas y motivos diversos con los que se acompañaban muchos de los artículos publicados.

A la par Pedrero ilustró portadas de algunas de las series más difundidas de literatura popular, concurrió a diferentes certámenes de cartelismo o dejó para siempre su nombre unido a uno de los cuentos más conmovedores de nuestra tradición: la primera edición de El ratón Pérez de 1911. Como la mayor parte de los artistas españoles participó en diferentes ocasiones a los Concursos Nacionales de Bellas Artes, donde obtendría en 1911 Tercera Medalla, y en 1901 y 1906 Mención de Honor en Arte Decorativo, galardón con que ya había sido reconocido en 1898 en la IV Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas de Barcelona. Además de otros muchos galardones el Ayuntamiento de Burgos le reconoció en 1902 con una medalla de plata por su participación en la exposición organizada por el consistorio ese mismo año.

(Información procedente de la web de la Fundación Caja de Burgos)

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