Fundación Siglo para el Turismo y las Artes de Castilla y León
19 de octubre de 2019
16 de febrero de 2020
De martes a viernes, de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 h. Sábados, de 11:00 a 20:00 hrs. Domingos, de 11:00 a 14:00 hrs. Lunes, cerrado.
Todos los públicos.
Gratuito
Exposición
Patio Herreriano Museo de Arte Contemporáneo Español
Museo Patio Herreriano de Arte Contemporáneo Español (Valladolid)
C/ Jorge Guillén, 6.. C.P.: 47003 Valladolid.
983 362908
983 375295
Correo electrónico (pulse para verlo)
ÁNFORA, GROTESCO, ARMAZÓN, MANIQUÍ
Una exposición sobre pedagogía. Antonio Ballester Moreno / Ángel Ferrant
”Hasta el siglo XIX el dibujo fue una disciplina artística exclusivamente usada por pintores, escultores y arquitectos. Fue J.J. Rousseau quien propuso democratizar esta práctica a través de la educación. En ese modelo didáctico, el dibujo, desprendido de sus connotaciones artísticas, se consideró esencial en la educación de los sentidos de todo ciudadano.
Se empezaba entonces a cuestionar los métodos de enseñanza centrados exclusivamente en contenidos intelectuales. Esta idea, que se puso rápidamente en marcha gracias a pedagogos como Pestalozzi y Fröbel, cambió radicalmente el concepto del arte futuro materializándose a principios del siglo XX en las vanguardias artísticas.
La democratización del arte implica encontrar lo que nos une, las experiencias comunes que compartan las costumbres más básicas de nuestra propia naturaleza y de la naturaleza que nos rodea; volver la mirada a los orígenes, a lo niño, lo salvaje y las culturas prehistóricas. Recuperar la continuidad entre la experiencia estética y los procesos naturales de la vida, y romper con conceptos dualistas como el arte culto frente al popular, lo estético frente a lo práctico, y el artista frente a la gente "ordinaria", fueron algunas de las ideas mediante las que se fraguó el arte de vanguardia.
El niño dibuja por naturaleza, hasta que se da cuenta de que los resultados no cubren las expectativas de fidelidad al modelo que se exige. La técnica mata la creatividad. Y así se empezó a especular sobre la creación desde un punto de vista más general, se rompió con la idea de que el artista es el único ser creativo, y esto se extendió a cualquier individuo y profesión. Democratizar el arte era un mensaje claro, todos tenemos la capacidad de crear. Y esta idea tan importante nos daba la condición y el poder de los dioses. Ya no es necesario reproducir, ahora se produce, se crea, se inventa, pero no se copia. Y por tanto la técnica no puede ser un impedimento para este fin. De este modo, la Naturaleza ya no se representa como creación suprema, sino que se usa su forma de proceder para aplicarla al arte.
Ánfora, Grotesco, Armazón, Maniquí. Una exposición sobre pedagogía se plantea como un proyecto expositivo en el que se evidencia esa estrecha relación que viene tejiendo el arte con la educación. Podría interpretarse, incluso, como una exposición más ligada a la propia pedagogía que al arte mismo. Se exponen obras de Ángel Ferrant junto a su archivo pedagógico, combinado con mis propios trabajos y con aquellos que fueron el resultado de talleres que he impartido en los últimos años y en los que también se ha tratado sobre la creatividad, el trabajo manual entendido como pedagogía de los sentidos y de la naturaleza en el marco de la relación entre evolución biológica y cultural. Mediante este gesto subrayamos la necesidad de democratizar el arte, la educación y la cultura, rompiendo así con esas dualidades antes apuntadas. Porque el fin de toda educación, igual que de toda creación, no es la pura verdad del conocimiento en sí sino simplemente mejorar la experiencia”.
Antonio Ballester
La obra de Antonio Ballester, fundamentalmente pictórica, parte de iconografías ligadas a lo cotidiano y a la expresión primaria de la naturaleza. Soles, lluvia, árboles, plantas, montañas o lunas son elementos representados siguiendo procedimientos esquemáticos, esenciales y austeros.
Al quehacer artístico de Antonio Ballester le ha acompañado desde los inicios de su carrera una inclinación por la pedagogía y por procesos participativos que, en ocasiones, han formado parte de sus presentaciones públicas, como pudo verse en su exposición en La Casa Encendida de Madrid o en la última edición de la Bienal de Sao Paulo, una de las citas más relevantes del calendario internacional. En estas exposiciones, su propia obra se mostraba junto al resultado de los talleres que realizaba con niños de muy diferentes contextos y estratos sociales, y así, junto a sus cuadros de variado formato, aparecían acuarelas y collages o setas de barro, patos de madera y alfarería de cromatismo encendido y libre.
Hace unos meses, el Museo Patio Herreriano cursó una invitación a Antonio Ballester para el estudio del Archivo Ferrant, que forma parte de la Colección Arte Contemporáneo. El artista centró su interés en las metodologías pedagógicas de Ferrant, que en el año 1931 publicó un texto de enorme relevancia titulado “Diseño de una configuración escolar”, que vino a derrocar muchas de las convenciones pedagógicas arraigadas desde hacía tantos años en la enseñanza artística en nuestro país. Como explica Javier Arnaldo, una de las máximas autoridades en la obra artística y pedagógica de Ferrant, el artista abogó por una “formación no autoritaria basada en el principio de libertad expresiva” con un sistema dividido en tres fases. La primera de ellas, o curso de iniciación, estaría basada en la “experimentación y el juego con formas y materiales”; la segunda y la tercera explorarían el tránsito entre intuición y conocimiento. El texto de Ferrant, prosigue Arnaldo, nunca fue implementado por estamento público alguno pero es una importante constatación de la “simbiosis entre el sentido de la creación artística que le persuadía y la dinámica de aprendizaje requerida por el arte” que forjó todo su pensamiento.
En 1935, Ángel Ferrant diseñó unas pequeñas piezas de cartón de formas y tamaños diversos, algunas siguiendo patrones geométricos básicos y otras algo más caprichosas y complejas. El artista sugería a los jóvenes que ensamblaran estas piezas para componer figuras a su antojo en libres ejercicios combinatorios. Ferrant llamó “Arsintes” a este juego, una palabra que mezcla los conceptos de “arte” y de “síntesis”. Son once grupos de cartones recortados, todos ellos pertenecientes al Archivo Ferrant, de los cuales cuatro, titulados “Ánfora”, “Grotesco”, “Armazón” y “Maniquí”, son los que utilizó con mayor frecuencia, como delatan los muchos dibujos que realizó con ellos como fuente.
Algunas de las formas de los “Arsintes” son ahora el leitmotiv de esta exposición, o, más, bien, de la museografía de esta exposición. Construidas por el carpintero vallisoletano Jesús Morejón, las peanas de madera que pueblan el espacio expositivo siguen los patrones diseñados por Ferrant. Sobre ellas se exhiben esculturas de Ferrant y documentación de sus experimentos pedagógicos junto con objetos realizados por niños en los diferentes talleres organizados por Antonio Ballester, para quien, como para Ferrant, el arte y el aprendizaje son una misma cosa. Así, como si se evaporaran los 85 años que han pasado desde entonces, los “Arsintes” de Ferrant invitan hoy de nuevo a abrir nuevos caminos en la enseñanza artística, como bien revelan los trabajos de niñas y niños de Madrid, México o Brasil, con quienes Antonio Ballester ha compartido la inquietud crítica y social que entonces compartió también Ferrant con las niñas y niños de aquellos convulsos tiempos.
Este sentir común de Ferrant y Ballester por la pedagogía tiene su eco en el carácter a menudo austero de las obras de uno y otro, algo claramente visible sobre todo en la célebre Maternidad de Ferrant, la brillante y bellísima versión del clásico tema de la Virgen con Niño que realizó el artista en 1949. Ballester admite su fascinación por esta pieza, pues el tema que describe es el que de manera más nítida y reiterada ha retratado el asunto de la infancia en toda la historia del arte. El ejercicio de síntesis al que somete Ballester sus iconografías tiene que ver con el esquemático e inocente mirar de los niños mientras da fe, también, de un interés por un primitivismo que le sitúa cerca de Ferrant.
Ánfora, Grotesco, Armazón, Maniquí. Una exposición sobre pedagogía está instalada en las salas 6 y 7 del Museo. La sala 6 tiene un carácter más expositivo mientras que la sala 7 lleva la pedagogía de lo escenográfico a lo real, con mesas realizadas siguiendo los patrones de los Arsintes en los que los jóvenes realizarán los talleres educativos en un intento de recuperar y de continuar uno de los momentos más felices en las relaciones entre el arte y la pedagogía en nuestro país.
La muestra está instalada en las Salas 6 y 7 del museo.