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Exposición: "La montaña plana. La comarca encantada de José María Yagüe"

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Fecha de inicio:

24 de enero de 2020

Fecha de finalización:

7 de junio de 2020

Hora de inicio:

De martes a viernes, de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00 hrs. Sábados, de 11:00 a 20:00 hrs. Domingos y festivos, de 11:00 a 15:00 hrs.

Colectivo destinatario:

Todos los públicos.

Precio:

Gratuito

Tipo de evento:

Exposición

Entidad organizadora:

Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente

Lugar de celebración:

Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente

Plazuela Bellas Artes, s/n.. C.P.: 40001 Segovia.

921 462010

921 462277

Correo electrónico (pulse para verlo)

http://www.museoestebanvicente.es

Más información

Directorio completo

Descripción:

La exposición La montaña plana. La comarca encantada de José María Yagüe inicia el programa experimental “Semillero de Arte”, que surge por iniciativa del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente con un doble objetivo:

En primer lugar, dar a conocer en un espacio de excelencia, como es un museo, la obra de artistas vinculados a la provincia de Segovia que, aun siendo reconocida su valía mediante becas, premios y exposiciones en galerías comerciales, no han alcanzado la plena madurez y no son conocidos por el gran público. El segundo objetivo es mostrar, no solo un conjunto de obras ya terminadas sino, junto a ellas, los procesos y estadios que conducen a esa obra final. Para ello, se reúnen diversos materiales procedentes de su estudio, como esbozos preparatorios, maquetas, cuadernos de campo, elementos inspiradores… Todo eso que podemos llamar “la cocina” del artista, en la que se fragua su trabajo creador.

Hemos querido escenificar estas intenciones mediante un recurso muy potente visualmente y que transforma el lugar, como es la estructura de un invernadero. Construido con plástico y varillas de acero, introduce en la seriedad y solidez de las salas del Museo referencias de provisionalidad y fragilidad, que son precisamente las condiciones en las que se desarrolla el trabajo de estos artistas. Pero también de cuidado y protección, que son las que necesita para dar sus mejores frutos y las que queremos que les ofrezca el Museo. También se ponen así en relación el mundo rural y el trabajo agrícola con el mundo urbano y los trabajos correspondientes, invitando a los visitantes a considerar la importancia de aquél que les resulta menos cercano.

Con este programa el Museo da un paso más en su objetivo de convertirse en reflejo de la realidad artística y cultural de Segovia y su provincia, creando un espacio incluso físico para mostrar la obra de sus creadores más jóvenes y manteniendo unos criterios de calidad y exigencia que son sus señas de identidad.

Para este singular proyecto hemos contado con el apoyo de la Diputación Provincial de Segovia que, en los próximos cuatro años, patrocinará esta iniciativa que inauguramos con la muestra dedicada a José María Yagüe (Cuéllar, 1973):

La montaña plana. La comarca encantada de José María Yagüe.

Su obra es difícil de clasificar. Excelente pintor, es de esos que hacen que le guste a uno la pintura. Con el dominio técnico de los maestros antiguos e interesado por los paisajes visionarios característicos de algunos de ellos, como El Bosco o Brueghel. También apasionado por el paisaje dramático de los románticos y su naturaleza salvaje. Dibujante eficaz, es capaz de dotar de fuerza expresiva a un arbolito o de dar carácter a un insecto. Y, sin embargo, siente fascinación por la frialdad de la arquitectura contemporánea, su desolación inquietante y cinematográfica. Pero Yagüe es también algo así como escenógrafo o escultor, de cuyas manos salen seres fantásticos, compuestos de retazos de animales, o salen maquetas de edificios utópicos, propios y ajenos. E incluso un pequeño velero.

Debemos admitir que muchas veces sentimos que eso que hacía mágica la vida, que es tanto como decir el mundo, se ha esfumado. Y aunque parece un sentimiento individual y privado es, en realidad, una sensación generalizada de nuestra época. Pues bien, el torrente de fantasía que surge de la obra de Yagüe tiene justamente el poder de reinterpretar el mundo, de volver a “encantarlo”.

Quizás sea esa la misión del arte contemporáneo, más que crear belleza, ayudarnos a reconocerla en derredor. De ahí las colecciones de muestras encontradas en la naturaleza,  que adquieren carácter artístico en su conjunto y en relación con las obras. O los dibujos, tan realistas, de ejemplares disecados de museo de Ciencias Naturales. Otra estrategia de Yagüe para reencantar el mundo es la creación de nuevos mitos. Varios de sus proyectos, que no figuran en esta exposición, lo han realizado materialmente: sus habitáculos instalados clandestinamente en el campo o el monumento al lobo en Irlanda, donde se extinguió hace dos siglos.

Esta proyecto se titula “Semillero de arte” y es también un laboratorio de ideas y de formas. Aquí podremos ver una obra en marcha, en sus variantes y tentativas. Por eso ocupan un papel destacado los cuadernos. En ellos, meticulosamente, el artista esboza sus ideas, realiza croquis o anota una intuición que queda a la espera de desarrollo. Mesa y paredes están cubiertas de multitud de obras que van configurando un universo muy personal y visualmente atractivo.

Yagüe se formó como artista en la Facultad de Bellas Artes de Salamanca, pero aún antes había pasado por la Escuela de Arquitectura. El rigor y la destreza que muestra en la resolución de conflictos visuales es su herencia más probable. Ahora vive en Íscar, un pueblo de poco más de 6.000 habitantes en plena Tierra de Pinares. Como un alquimista en su cueva secreta, alejado de los centros económicos  y de las instituciones artísticas.

Su trayectoria cuenta con logros importantes, como la Beca Generación 2008 de Caja Madrid. Ha participado asimismo en media docena de exposiciones colectivas y en solitario en la galería de la salmantina Adora Calvo y en Dublín. Ahora se podrá ver su obra en un museo. No porque hayan alcanzado el culmen de ninguno de los lenguajes artísticos, sino porque es ejemplar de desarrollo de la imaginación creadora y un estímulo de nuestra propia imaginación. Y recordemos, como dijo el poeta, que todo lo que es real antes tuvo que ser imaginado. Es decir, que tenemos que imaginar para cambiar el mundo y para cambiarnos.

La exposición consta de una selección de 142 obras realizadas entre 2001 y 2019. Le acompañará un catálogo que reproduce, de manera individual, una selección de 70 piezas siguiendo un criterio de reproducción a escala 1:1. El resto de las obras se muestran de forma colectiva en distintos desplegables que testimonian la instalación de la exposición en el espacio del Museo.

José María Parreño

Comisario

(Texto procedente de la web del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente)